domingo

Back to business!
(De regreso al trabajo)

Sé que hace tiempo que no escribo en el blog, pero el tema de las bolsas de Carrefour me ha impulsado ha retomar este pequeño espacio que me ofrece la Red.

La historia no tiene mucho misterio: la cadena francesa de distribución es la primera en España que decide eliminar las bolsas de plásticos en todos su centros por razones medioambientales y no como consecuencia de la crisis (por lo general las empresas no defienden el medio ambiente al menos que les suponga un beneficio tangible, eso es algo que parece una norma).

La empresa señaló que el objetivo no es otro que (o al menos es lo que dicen) fomentar la reutilización, potencial el reciclaje y reducir el consumo de bolsas plástico de un solo uso. Razones más que válidas para mí. Después de todo, el pástico tarda más de 400 años en descomponerse y supone la muerte de miles de animales, especialmente lo marinos como los delfines o las tortugas que las confunden por alimentos. España es el tercer país europeo en consumo de bolsas de plástico de un solo uso (término que no me agrada en absoluto pues las bolsas se utilizan para tirar la basura, guardar cosas, etc.), con una media por cada habitante al año de 238, y de las que sólo se recicla el 10 por ciento. Con el uso de bolsas reutilizables cada persona puede ahorrar a lo largo de su vida más de 18.000 bolsas tradicionales, lo que supone el ahorro de los materiales, agua y energía que requieren prepararlas.

Creando nuevas costumbres

El problema de estos cambios es que suponen una adaptación, salir de lo que estamos acostumbrados, de nuestra zona de comodidad. Y también lo entiendo... y lo sufro. Por ejemplo, ahora que no hay bolsas de plástico, cómo vamos a tirar la basura! O cuando se me olvidan las bolsas reutilizables en casa... Al final, no encuentro alternativas que iguale las bolsas tradicionales: las de plástico normal son baratas, resistentes y muy útiles. Y en realidad, tampoco me supone algo agradable tener que pagar por unas de patatas para luego tirarlas, cuando antes eran gratis.


Esto dos aspectos me llevan a pensar. Estoy totalmente convencida de que hay que hacer algo, no sólo por el cambio climático y todo eso, sino porque debemos ser responsables de lo que causamos. Así que estoy totalmente de acuerdo con la política de retirar las bolsas de plástico y no me importa adaptarme a ello. Sin embargo, hay personas que se quejan y señalan que no se debería hacer sin un plan B que haga más fácil el cambio sin llegar a convertirla en otra forma de obtener dinero del cliente (Carrefour ofrece como alterntiva bolsas pequeñas de fécula de patata descomponen en seis meses por 5 céntimos de euro, las bolsas de rafia -fibra vegetal trenzada- por 50 céntimos y las de algodón que cuestan 1,70 euros). En cambio, hay otros comercios que han cambiado las bolsas tradicionales por las de patatas sin que supusieran problema para los clientes. Esa parece ser una buena alternativa.

Además, personalmente no conocía los carritos de compra que se usan aquí en España. Hasta los consideraba anticuados. Pero con estos cambios en el súper, me resulta sumamente práctico, más que las típicas bolsas pues ya no tengo que cargarlas sino que me basta con arrastrar la compra. Pero claro, tendré que acordarme de ir a buscarlo ante de ir a por la compra.

Lo importante de todo este asunto es que: si hay una opción para no hacernos daños al contaminar nuestro planeta, ¿por qué no esforzarnos un poco y hacer lo correcto?

Otras alternativas

De papel: se puede reciclar y es biodegradable, pero es caro, fomenta la tala de árboles y su fabricación genera residuos químicos.

Bioplástico: están hechas de materia orgánica, como la patata o el maíz. Esto hace que sean totalmente biodegradables. Eso sí, son más caras aunque con la subida del petróleo ha hecho que cada vez sean más competitivas en el mercado.

De tela: no genera residuos, son más resistentes y se pueden utilizar reutilizar. Son más caras.

Carrito: es cómodo, ahorra esfuerzo y sirve para compras grandes. El problema es que es muy aparatoso.

Reutilizables: son más grandes que las normales de plástico, soportan cargas de más peso, tienen mayor grosor. Eso sí, son más caras de fabricar y tienes que llevarla encima cuando vas a hacer la compra.

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